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Cromañon, Nunca Más

  El olvido es una segunda muerte que las almas grandes temen más que la primera.

El boliche República Cromañón fue la trampa que hace 10 años atrás envenenó con humo de cianuro a cientos de chicas y chicos que habían ido a un recital de fin de año. Mató a 194, el 40% pereció intentando salvar a otros

A los pibes no los mató ni la bengala ni el rock. Los mató la corrupción. El lucro desmedido es corrupción. El sistema que participa de esas ganancias es corrupción. Y la coima directa es corrupción directa, expresan familiares y sobrevivientes.

Cromañon no es una tragedia, pues se podría haber evitado. Cromañon fue una masacre cuyas víctimas fueron mayoritariamente jóvenes de sectores populares. Durante estos diez años, se ha sostenido el reclamo de justicia, hubo un juicio, algunos responsables fueron encarcelados, otros gozan de impunidad, se logró, al menos, sentar en el banquillo a funcionarios que avalaron la coima, y se avanzó en crear conciencia.

El Nunca Más también debe ser una consigna para que la muerte de ningún joven vuelva a ser parte de la tapa de los diarios, porque la impericia, la falta de controles, el afán de lucro o la corrupción fue más fuerte que su vida. Porque debemos aprender como sociedad a cuidar a sus jóvenes, a todos y todas con la misma ternura del abrazo que prodiga a sus propios hijos e hijas.

                                         Roca, Fiske Menuco, 30 de diciembre de 2014.

Luis Genga, Secretario de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades.
María Inés Hernández, Secretaria de Prensa, Comunicación y Cultura

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