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25 años de Democracia

 

Merecer la vida es erguirse vertical
más allá del mal, de las caídas,
es igual que darle a la verdad
y a nuestra libertad
la bienvenida
(…) porque no es lo mismo que vivir
Honrar la vida.

 

“Honrar la vida”, Eladia Blázquez


10 de diciembre de 1983. Plaza de Mayo. Todo late. Manos apretadas, abrazos, lágrimas, corazones atados a pañuelos blancos. Voces en coro “se van, se van…no vuelven más”. Mil banderas celestes, blancas, enredadas con las rojas, las negras, con los dedos en V, estrellas federales, Evita, el Che, el puño, la hoz y la rosa. Plaza de Mayo, colmada de pueblo que hace presente 30.000 ausencias.

10 de diciembre de 2008. 25 años. Plaza de Mayo. Plaza que sigue habitada de pueblo, espacio de lucha, de encuentro, de resistencia. Los pañuelos blancos multiplicados en generaciones que fueron creciendo con la angustia de saber que con democracia no siempre se come, no siempre se educa…no siempre se vive.

25 años en los que un sector de la clase política no supo estar a la altura de la historia. Demasiados priorizaron intereses individuales sobre intereses colectivos. No dudaron en doblar la cerviz, obedientes al poder económico. Innobles cipayos que reprimieron a sus hermanos y hermanas. La sangre tiñó las calles. La impunidad, los escritorios.

El balance deja demasiadas cuentas sin saldar. El hambre mata física y socialmente a más del cincuenta por ciento de nuestros niños, niñas y jóvenes que mal viven debajo de la línea de la pobreza. Hambre que condiciona la vida de las familias, obligadas a someterse a la servidumbre y el clientelismo.

Hambre que no cesa. Como tampoco lo hace la soja que avanza, inundando los campos de verdes desiertos futuros. Lo mismo que la compra a precio vil de nuestros bosques, ríos y suelos.

25 años de utopías desmembradas, asoladas por una década de “pizza y champán”, rematadas junto a las fábricas y la dignidad del trabajo.

Años de esquizofrénicos leguleyos que ayer firmaron pedidos de Juicio a las Juntas para después, con la misma mano, aprobar las leyes de obediencia debida y punto final.

Años de resistencia obcecada que logró la reapertura de los Juicios y con ellos, las condenas de Etchetcolatz, Bussi, Menendez… Resistencia que se mantiene alerta para que todos los genocidas terminen en el banquillo. Resistencia que tuvo su costo. Se llama Jorge Julio López. 30.001, ninguno más.

Años en los que Río Negro vio enquistarse en el poder a los mismos personajes que usufructuaron la riqueza de nuestra tierra y el fruto de nuestro trabajo, empobreciendo a nuestra gente. Personeros de una política infecta que envenenan a niñas y niños con basura preelaborada, con medicina trucha. Corruptos que se sostienen gracias a favores, clientelismo, persecución y aprietes.

Años aciagos de ver cómo en la provincia se avasallan los derechos básicos a la salud, la educación y la justicia. Autismo de gobernadores como Miguel Saiz, autoproclamado demócrata, que, desconociendo la Ley de defensa de la democracia, mantiene a su lado a denunciados presuntos represores, como Carlos Lorenzatti, para que espíen a trabajadores/as,y a quien se le oponga. Tal como antes aceptó en sus filas a los represores condenados Jerónimo Huircain y Oscar del Magro. Tal como hoy respalda, con su silencio, a policías sospechados de apremios, torturas, trata de personas.

Las y los congresales del CCLXXV Congreso Extraordinario de UnTER, que sesionamos en nombre de Teresita Oviedo, a pesar de los pesares, celebramos estos 25 años de democracia, con la certeza de que aún falta camino por recorrer. No es tiempo de arriar banderas, sino de desplegarlas al viento. De echar al vuelo las utopías que soñaron 30.000 compañeros y compañeras como una forma de honrar la vida bajo la premisa de que nadie se salva solo. La lucha es colectiva. No claudicaremos porque es posible una sociedad sin exclusión, solidaria, con justicia social….Para nosotros/as, para nuestra posteridad y para todos los hombres y mujeres que pueblen el suelo argentino.

Sierra Colorada, 9 de diciembre de 2008.

Comisión de Prensa: Ana Stoessel, María Inés “Lua” Hernández; Pedro Bichara; Secretario de Prensa Unter