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Arlene Seguel

12/06/76. Arlene Seguel es secuestrada en Cutral Có.

En un solo día varias docenas de personas fueron llevadas a la comisaría de esta ciudad; maltratadas, golpeadas, obligadas a permanecer horas contra la pared o tiradas en el piso, sangrando o retorciéndose de dolor. Muchos casi adolescentes, estudiantes secundarios. El entonces comisario Héctor Mendoza fue “un buen anfitrión” de sus visitantes encapuchados. Colaboró con todo su personal en las tareas de secuestro, de interrogatorio, les ofreció las instalaciones de la comisaría; “siéntanse como en su casa” les habrá dicho. Todos vieron el horror y escucharon los gritos desesperados de los torturados, pero ninguno recordó nada en los juicios que comenzaron con el inicio de la democracia.

El 12 de junio de 1976, se presentaron hombres de civil con credenciales de la Policía Federal en la casa de los padres de Arlene Seguel. Se la llevaron pese a los ruegos de su padre que lo dejaran ir con ellos a la comisaría adonde dijeron que irían. Rumbo desconocido, ya que la policía de la localidad manifestó desconocer el hecho.

Arlene Seguel tenía 21 años y era estudiante de Servicio Social en la UNCo. Vivía en la ciudad de Neuquén, a veces en la residencia universitaria. No quería que sus padres gastaran la plata que no tenían en mantenerla. Siempre decía que con “un vaquerito y un pullóver” se arreglaba. Morocha, alta, delgada, pelo negro, muy vivaz, así la recuerdan algunos familiares.

Fue muy buena estudiante en primaria y secundaria, la notaban “distinta” a sus hermanas. Siempre preocupada por lo que pasaba a su alrededor: la indiferencia no era su característica. Tampoco se la escuchó quejarse por sus problemas de salud, siendo niña había perdido un riñón. Algunos opinan que fue por un golpe muy fuerte en la zona lumbar al caerse un día de “esos vientos” de Cutral Có. Fue operada en el hospital de Plaza Huincul, que en ese entonces se podía considerar de alta complejidad. El señor Seguel, su padre, trabajaba en YPF, de donde se jubiló. Arlene tenía cuatro hermanas menores.

Dicen que los uniformados y encapuchados que la secuestraron la trasladaron junto a muchos otros jóvenes a la U9 de Neuquén Capital y luego a “La Escuelita” de Bahía Blanca. Sus padres la buscaron desde el primer minuto: cielo y tierra recorrieron, y también el infierno. Nadie sabía nada: ni la policía, ni las FFAA.

Pero la crueldad no acabó allí: dos días después fueron secuestradas sus hermanas Dora y Argentina, de l8 y 16 años de edad, trasladadas primero a la cárcel de Neuquén y luego al CCD “La Escuelita” y liberadas, después de padecer el horror, cerca de Bahía Blanca. Estuvieron presentes para denunciar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA que visitó nuestro país en septiembre de 1979.

Dora Seguel, en el testimonio que brindó en el Juicio a los genocidas que actuaron el el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, pidió al Tribunal Oral Federal de Neuquén que considere a la violación delito de lesa humanidad.

“¿Quién fue Arlene? Fue una hija que jamás volvió, una hermana, compañera, amiga, cómplice, es un sueño… a veces, un grito, lagrimas, risas, es su pelo negro y lacio al viento, es caminar los días de lluvia, es cantar temas de Violeta Parra, es un café caliente, es un motor que no se detiene, es un reto cuando bajamos la guardia, es esperanza en el futuro, honestidad, contención, calma.

Así es Arlene.

Su familia aún continúa su búsqueda, reclamando la aparición con vida y juicio y castigo a los culpables”.

Su hermana, D. Seguel

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