El 3 de junio del 2015, las calles del país desbordaron en un grito colectivo que sigue resonando, traspasó fronteras y océanos, en plazas y calles de pequeñas comunidades o en las grandes urbes junto al pedido de justicia por Chiara Páez de 14 años, asesinada en Santa Fe, por su novio, se multiplicaron los carteles y las fotos de todas las que nos faltaban.
Fue una acción colectiva, profundamente política, que se convirtió en historia, porque ya era tiempo de decir Basta, de dejar de naturalizar los femicidios, de encubrir a violentos, de comenzar a resquebrajar los cimientos del sistema machista, patriarcal y capitalista que justifica, en nombre del amor, el honor y la moral, el acoso, la persecución y la muerte de mujeres y disidencias.
Al Ni Una Menos se fueron sumando los Paros de mujeres, el 25N, se profundizaron los debates para desterrar la figura del crimen pasional como atenuante de los asesinatos, para incluir en el Código Penal la figura de Femicidio, que hoy el gobierno nacional pretende deslegitimar, como lo viene haciendo Milei desde el primer día que asumió la presidencia, cuando decidió desaparecer el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, todos los programas de acompañamiento a víctimas de violencia, a las familias, contra la ESI y todo lo que se oponga al modelo neoliberal que pretende imponer.
Lo que empezó en Argentina se replicó en México, Chile, España, Perú, Italia, Estados Unidos, la marea verde y violeta permitió poner en tensión en toda Latinoamérica y Europa las consecuencias de un sistema desigual que pretende disfrazar las verdaderas razones económicas y políticas en la supuesta normalidad de las relaciones familiares, y la mirada biológica de los cuerpos. Múltiples formas de ocultamiento de la persistencia de la misoginia en las acciones cotidianas, tanto como en la justicia y en las plataformas políticas.
Pasaron 10 años y transitamos un presente en el que las violencias se multiplican porque se justifican y replican desde la cúspide del poder. El menosprecio por la vida y los derechos que se reconoce en los discursos presidenciales y referentes del partido gobernante y sus aliados son un canto al conservadurismo imperante antes del 1916. Con el apoyo de seudoperiodistas en los medios hegemónicos y un ejército de trolls en las redes se extiende una metodología fascista de imposición de una subjetividad que habilite la expoliación de cuerpos y territorios.
No es casual que los violentos tomen a los feminismos como el enemigo a destruir, porque damos los debates en todos los frentes, y porque la decisión de no volver al silencio ni al closet, es una decisión política que no podrán quebrar, porque ya sabemos que se puede vivir sin violencias, con dignidad, que se puede decidir cómo, cuándo, con quien compartir el camino, porque ya sabemos que la desigualdad mata y que la lucha por una sociedad más equitativa e igualitaria dignifica. Porque nadie se salva ni es feliz en soledad, seguimos fortaleciendo las redes de contención y acompañamiento, no para sustituir lo que el Estado no provee, sino para prepararnos para conducirlo cuando lo recuperemos. Ni un paso atrás es Nunca Más a la injusticia, a la desigualdad, a la violencia. ¡Ni una muerta Mas! ¡Vivas nos queremos!
General Roca- Fiske Menuco, 3 de junio de 2025.
María Inés “Lua” Hernández, Secretaria de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades
Pablo Holzmann, Secretario de Prensa, Comunicación y Cultura
María Castañeda, Secretaria Gremial y de Organización
Gustavo Cifuentes, Secretario Adjunto
Silvana Inostroza, Secretaria General