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A 10 años de la Masacre de Avellaneda

El 26 de junio de 2002integrantes de la policía bonaerense asesinaron a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki e hirieron a otros cientos, en una salvaje represión contra una jornada de protesta piquetera por dignidad y trabajo, cuyo escenario principal fueron los alrededores del puente, pero se extendió por varias cuadras, hasta la propia estación Avellaneda, donde mataron a mansalva primero a Maxi y luego a Darío, cuando lo estaba asistiendo en el piso.

Un informe oficial de junio 2002 destacó que más de la mitad de la población vivía en la pobreza, precisamente 18 millones doscientas mil personas. Dos tercios de los menores de 18 años eran pobres. Las personas con problemas laborales llegaban a la mitad de la población. En el primer cuatrimestre del año la inflación fue del 21,1%. Según el INDEC, un tercio vivía en la miseria, con menos de un dólar por día.

Represión sin contemplación fue la política de seguridad implementada por el gobierno del ex presidente Eduardo Duhalde, para garantizar la estrategia devaluacionista que llevó el dólar hasta cinco pesos y les garantizó la pesificación de sus deudas en dólares a los principales responsables y beneficiarios del desastre financiero del uno a uno y el corralito, que dio lugar al default. Los mismos que desde sus medios (grupo Clarín) encubrieron la represión aplicada por los asesinos de la policía bonaerense (llamándolos “Crisis”), el ex comisario Alfredo Fanchioti, responsable del operativo y su chofer, el cabo Alejandro Acosta. También hubo quienes ejecutaron y encubrieron, desde distintos cargos del gobierno nacional y de la provincia de Buenos Aires.

El hecho obligó a Duhalde a llamar a elecciones anticipadas y terminó con la condena a cadena perpetua para Franchiotti y Acosta. Por estos días se conoció que la justicia le dio al ex comisario el privilegio de ser trasladado a un penal con régimen abierto en Baradero. En la nota “Lo de Franchiotti es una provocación”, publicada en La Mañana de Neuquén el 24 de junio de 2012 se recuerda que “Maxi fue el primero en caer herido por las balas policiales en el interior de la estación y Darío fue a socorrerlo: su imagen levantando la mano derecha para que no disparen más, mientras con la izquierda intentaba calmar la agonía de un compañero que ni siquiera sabía cómo se llamaba, quedó registrada en las fotos y grabaciones de la prensa y se convirtió en el símbolo de la Masacre de Avellaneda”.

Fiske Menuco, 26 de junio de 2012

Luis Giannini, Secretario de Prensa