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Jorge Muneta

Jorge Carlos Muneta y Cándida García

Jorge Muneta, nació el 26 de agosto de 1950, en Ingeniero Huergo. Fue secuestrado el 12 de enero de 1977 en CABA. Era contador y fue Vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNPBA (Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires). Cándida Garcia, su madre es secuestrada el 13/01/77, junto con Susana Jorgelina Ramus, compañera de Jorge en el departamento de su hijo.

Jorge era militante de Juventud Universitaria Peronista (JUP) y Montoneros, donde tuvo responsabilidad de oficial. Partícipe entusiasta del “Luche y Vuelve” durante el fugaz gobierno de Héctor J. Cámpora y bajo la égida de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires (UNPBA) -rectorado del profesor Rodolfo Puiggrós- llega a ser Vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas, donde previamente se había recibido de Licenciado en Ciencias Económicas. Luego el giro a la derecha del tercer gobierno peronista y la creación de la Triple A lo lleva a renunciar a su cargo. En 1975 asume como Secretario de Extensión.

Cándida vivía en Huergo, de origen humilde quedó viuda muy joven, cuidó a su único hijo sola, tejiendo pulóveres para ganarse el pan y garantizarle un futuro. A fines de diciembre del 76, por un llamado de Jorge, comunicándole que posiblemente debía irse del país, viaja a verlo, dejando la casa al cuidado de una amiga, quien tiempo después presentó la denuncia de su desaparición.

El 12 de enero de 1977, secuestran a Jorge en la vía pública, el 13 un grupo de tareas fue hasta el departamento del joven y secuestró a su madre y a Susana Jorgelina Ramus, compañera de Jorge. Susana declaró en la Mega Causa de la ESMA que: “lo vi en uno de los lugares cercanos a donde estaba mi cucheta, en un pasillo, porque se había fracturado, cuando en el medio de la tortura, se zafó y se arrojó por la ventana, para no delatar a sus compañeros. Un guardia me llevó a hablar unas palabras con él”. Junto a su madre, Jorge fue enviado a los “Vuelos de la muerte”, antes, el grupo de tareas comandado por Massera y el Tigre Acosta, les robaron una propiedad y todos sus bienes. Por esto, se inició un nuevo juicio a los genocidas, por robo.

En el registro de Roberto Baschetti se señala que “Jorge estudió el secundario en un colegio internado en el gran Buenos Aires de origen vasco, en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires. Su gran amigo Eduardo Russo recuerda que ese colegio también fue una acelerada escuela de vida: “Atravesamos nuestra adolescencia aprendiendo a convivir con otros alumnos de casi todas las provincias de nuestro país; por ejemplo allí aprendimos que, habiendo una sóla fuente de alimentos por mesa, sólo si inventábamos algún sistema de distribución equitativa íbamos a lograr comer todos”. Por otro lado, Muneta, siempre se fascinaba cuando escuchaba por la radio al “Peruano parlanchín”, Hugo Guerrero Marthineitz, recitando cuentos o poemas o reflexiones profundas. Era También romántico y enamoradizo También Russo recuerda definiciones filosóficas que rondaban aquellas jóvenes mentes: “A nosotros nos preocupaba algo que insistentemente escuchábamos como que ‘la violencia engendra violencia’. Se nos fue haciendo cada vez más evidente que ‘violencia’ no es lo mismo que ‘agresión’. Que la violencia no tenía que ver sólo, por ejemplo, con el empleo de armamentos u otros medios de coacción; sino que violencia implicaba la ‘anulación del diferente’. En consecuencia, la exclusión, la pobreza, el hambre, los distintos tipos de discriminación, no son más que las múltiples formas que ella puede adquirir”. Quien desee profundizar sobre la vida de este compañero peronista asesinado por la última dictadura cívica-militar que padecimos los argentinos, debería leer en el trabajo producido por Oscar Alfredo Elvira (“Las huellas de la memoria. Ingeniero Huergo y sus centenario. Una lectura posible”) a través de la semejanza que lleva adelante y explica entre Jorge Muneta y Manuel Dorrego; los orígenes, la vida y el triste final de ambos”.

Carlos José Pazo, formó parte de la trama financiera montada en la ESMA paralelamente a la estructura represiva. Fue acusado de los desapoderamientos de los inmuebles que pertenecieron al desaparecido Jorge Carlos Muneta y a la ex detenida Nilda Actis.


Fuentes y notas relacionadas


Fragmento de la tapa del libro de la deponente. Sueños Sobrevivintes de una montonera, a pesar de la ESMA Susana Jorgelina Ramus Blog, colectivo ex presos políticos y sobrevivientes de Rosario

(Por JJS).-Susana Jorgelina Ramus es hermana de uno de los fundadores de Montoneros, Carlos Gustavo Ramus, quien murió junto a Fernando Abal Medina durante un tiroteo con la policía el 7 de septiembre de 1970 en la localidad bonaerense de William Morris. Había noviado antes con Mario Eduardo Firmenich, la presa más codiciada por el grupo de tareas que actuaba en la ESMA. Fue secuestrada en 1977, cuando tenía 27 años y llevada al ccd que funcionaba en el Casino de Oficiales, al que sus captores llamaban Selenio. Ahora, a los 63 años, hizo precisiones sobre su anterior declaración y denunció por primera vez que durante su cautiverio fue violada tres veces, la primera por un “verde” al que denunció (y al que el jefe de la ESMA el vicealmirante Chamorro castigó enviándolo al sur) y las restantes en hoteles alojamiento por los oficiales Rádice y Rolón.

Si se tiene en cuenta lo orgullosos que estaban los marinos del grupo de tareas que tenía base en la ESMA de tener entre sus prisioneros a Norma Arrostito, que había sido la compañera de Abal Medina, y era cofundadora de Montoneros, puede colegirse fácilmente que Jorgelina (como la llaman sus conocidos) no era una prisionera común.

Eso no la eximió del violentísimo trato dado a la inmensa mayoría de los detenidos-desaparecidos. Jorgelina fue secuestrada en la madrugada del 13 de enero en un departamento de Melo y la avenida Pueyrredón en el porteño barrio de La Recoleta, vivienda de Cándida García de Muneta, madre de su pareja, Jorge Carlos Muneta, quien había sido secuestrado horas antes, en la víspera. Ambas mujeres fueron llevadas encapuchadas a la ESMA.

La buena señora y su hijo fueron “trasladados”, es decir, metidos en un avión y arrojados al estuario o al mar. Jorgelina conservó la vida a costa de integrar el “ministaff”, grupo de prisioneros que colaboraron activamente con las labores represivas de sus captores.

En su primera declaración y en un inclasificable, catártico libro suyo, “Sueños sobrevivientes de una montonera” (publicado por Colihue y que mereció el elogio del director de la Biblioteca Nacional, Horacio González: “Hemos leído con admiración estas páginas reivindicativas de toda una generación, y por cierto de ella misma) había narrado su calvario: que apenas llegó a la ESMA, fue desnudada, torturada con picana eléctrica, interrogada, víctima de abusos sexuales, amenazada de muerte y seguidamente esclavizada; que las condiciones de su cautiverio empeoraron luego de que denunciara ante el mismísimo jefe de la ESMA, el vicealmirante Jacinto Rubén Chamorro, haber sido víctima de una violación; que sus captores la llevaron a una quinta que el grupo de tareas tenía en Del Viso; que fue llevada a “marcar” a pasos fronterizos durante el Mundial de Fútbol de 1978 y que fue liberada el 13 de enero de 1979.