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10 de diciembre, todos los derechos para todxs

“Aprender la lección de la historia
debe ser no perder la memoria
Nunca más…”

El 10 de diciembre se conmemora el Día Mundial de los Derechos Humanos por decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas y en nuestro país desde 1983, el día de la Recuperación de la Democracia, con la asunción a la presidencia por voto popular de Raúl Alfonsín. La humanidad en 1948 se comprometía a no volver a transitar una guerra mundial y nuestro pueblo, al horror de las dictaduras genocidas.

La Declaración Universal de Derechos Humanos es el documento que más traducciones tiene, acorde con la cantidad de países que adhieren a sus principios, todos relacionados con los derechos y las libertades individuales. Es también, el acuerdo que más se viola sistemáticamente. En la actualidad el mundo padece más de 60 guerras, aunque los medios hablen de una sola, en todos los pueblos padecen persecución, tortura y hambrunas.

En el ranking de violadores seriales de derechos individuales se encuentra EEUU, que se autodenomina el guardián de las leyes, protege a otros estados como Israel que asesina niñxs palestinxs o a los estados islámicos que manda a la horca a los integrantes de los grupos LGTBQ+ y lapida a las mujeres que se niegan a usar velo. Tampoco Europa ha sido capaz de evitar cometer los mismos errores que permitieron el ascenso del fascismo y del nazismo. En la mayoría de sus países la derecha ha logrado avanzar gracias a partidarixs del negacionismo.

Incluso en Alemania, donde hace pocos días lograron desarticular un golpe de Estado pergeñado por admiradores de Hitler. Difícil defender derechos en un mundo atravesado por discursos de odio incentivados por los dueños de todo y difundido por lxs mercaderes de la comunicación. Para el poder hegemónico, los derechos son válidos en tanto sean los propios, para los de lxs demás, tienen un precio que casi nadie puede pagar.

En nuestro país podemos celebrar que hace 39 años vivimos en Democracia porque existen organizaciones como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que se convirtieron en faro y sostén de todo un pueblo que aprendió junto a ellas a resistir todas las avanzadas de los discursos negacionistas, que impulsaron la teoría de los dos demonios primero y las políticas del olvido después. Alumbraron la vida bajo sus pañuelos, se multiplicaron en Familiares, ex detenidxs, H.I.J.O.S , Nietes y en miles que colman las calles ante cualquier peligro, como fue el intento del 2×1 para los genocidas.

Sin embargo, la derecha logró reconvertirse en otro ámbitos, así los cómplices civiles de las dictaduras lograron volver al poder por el voto popular, no les resultó difícil porque lograron mantenerlo en lo económico y en lo judicial. Van practicando otros formatos de golpes, ya no militares y no están solos, sus tentáculos se extienden por toda Latinoamérica, reemplazaron el Plan Cóndor de la Escuela de las Américas, por el Lawfare, el Cóndor judicial y así intentan debilitar a todas las fuerzas políticas consustanciadas con la defensa de derechos de los sectores populares.

Este 10 de diciembre en Argentina aún hay presxs políticxs: Milagro Sala y sus compañerxs de la Tupac Amarú en Jujuy , la Machi Betiana Nahuel y tres hermanas mapuches en Bariloche, militantes populares procesadxs como lxs compañerxs del FOL en Roca-Fiske Menuco. Los medios cómplices silencian el viaje pagado por Joe Lewis a jueces y funcionarios del macrismo a Lago Escondido, dándoles un respiro para que puedan armar su coartada. A más de dos meses del intento de magnicido contra la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kicrchner, la investigación está plagada de imprecisiones y desaciertos. Mientras tanto, el 80% de los portales de noticias justifican la continuidad de las causas armadas y sus fallos, a sabiendas que la justicia internacional ya lo está cuestionando por falaz y peligroso para el accionar de las representaciones elegidas genuinamente, porque se castigan acciones de gobierno, respaldadas por el poder legislativo.

En su discurso de asunción, Raúl Alfonsín expresó lo que soñaba para nuestro país: “hemos aprendido, a la luz de las trágicas experiencias de los años recientes, que la democracia es un valor aún más alto que el de una mera forma de legitimidad del poder, porque con la democracia no sólo se vota, sino que también se come, se educa y se cura.” Casi cuatro décadas después dolorosamente comprendemos que aún no alcanzamos ese objetivo, pero gracias a la democracia estamos vivxs, como están vivos los sueños de la lucha de los 30400 compañerxs detenidxs desaparecidxs. Si algo aprendimos es que somos parte de procesos históricos dinámicos y como parte de la clase trabajadora debemos asumir el desafío de ser protagonistas, no espectadores.

Evidentemente no tendremos derechos mientras los grupos económicos cómplices del genocidio definan qué, cuándo y cuánto podemos comer, aprender, sanar o leer. Nadie podrá sentirse seguro con funcionarios de los poderes judiciales serviles a empresarios cipayos o extranjeros, porque son ellxs quienes llenan las cárceles de pobres, y dejan en libertad a los responsables del hambre, a los que promueven la desigualdad como forma de sometimiento. Nadie tendrá capacidad de elección real, si los mercenarios de los medios solo difunden una interpretación de los hechos acorde a las necesidades de los poderosos, que instalan el discurso del odio para justificar a esta sociedad machista y patriarcal, donde la persecución a opositorxs ,  la muerte de pibxs por la violencia institucional, los femicidios y el despojo de los territorios ancestrales son moneda corriente.

Como trabajadorxs de la educación contamos con la mayor herramienta para la transformación que es nuestra tarea habitando las aulas y las calles, enseñando y aprendiendo el valor de vivir en democracia, el ejercicio pleno de todos los derechos para todxs. Reconociendo a la política como instrumento válido para dar la disputa, para unificar las luchas, para que sean nuestrxs representantes quienes lleguen a ocupar los espacios de poder en el ejecutivo, legislativo y judicial.

Le debemos mucho a la democracia que supimos conseguir, defendimos y ampliamos derechos, ahora hay que hacerlos cumplir para todxs. Nuestro pueblo es poderoso, aunque nos quieran hacer creer otra cosa. Si algo sabemos es escribir la historia de la resistencia ante lo injusto, somos resilientes y la reescribiremos tantas veces como sea necesario, con la memoria por delante en defensa de la vida de ésta y las futuras generaciones.

General Roca-Fiske Menuco, 10 de diciembre de 2022.

María Inés Hernández, Secretaria de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades
Pablo Holzmann, Secretario de Prensa, Comunicación y Cultura
María Castañeda, Secretaria Gremial y de Organización
Gustavo Cifuentes, Secretario Adjunto
Silvana Inostroza, Secretaria General