Nos han robado hasta la primavera,
Resistiendo, Teresa Parodi
pero no pudieron con nuestra canción.
Cuando la primer nave española cortó el horizonte, ninguno de nuestros hermanos y hermanas pensó que se iniciaba un tiempo de dolor, de persecución y de silenciamiento.
Durante más de 500 años Europa festejó el descubrimiento mientras, en nuestras tierras, se lloraba el cubrimiento cultural, el genocidio y la marginación. El primer mundo se construyó con el oro y la plata manchada de sangre americana y durante siglos nos quiso hacer creer que le estábamos en deuda. Sin embargo, no pudo acallar la memoria, y los pueblos resistieron los embates de la enfermedad, la codicia y la traición. Hoy siguen reclamando su derecho a ser reconocidos, a ser escuchados.
No han clamado en vano, por eso es posible afirmar que cada 11 de octubre se recuerda el último día de libertad de los pueblos originarios de América, y se lo reconoce como un día de lucha, de recuperación de una identidad que se fortalece y permite construir futuro, sembrando con las semillas de la memoria.
Como trabajadoras/es de la Educación, estamos comprometidas/os, en esta construcción porque en el camino de soñar una sociedad distinta, es importante comprender que la escuela es uno de los espacios fundamentales donde se inicia y crece todo proceso transformador de construcción de los conocimientos, teniendo como eje el respeto a lo diferente que permita reafirmar y reconocer nuestras raíces en la diversidad.
Viedma, 12 de octubre de 2007