No al Operativo Nacional de Evaluación Aprender 2016

La Evaluación Nacional “Aprender 2016” está diseñada para responder a las exigencias del mercado y evidencia una concepción mercantilista de la educación. Sus objetivos:

• Medir cuantitativamente la “calidad”.• Elaborar rankings meritocráticos.• Responsabilizar a docentes y estudiantes por los resultados, y no al Estado.• Construir discursos en contra de la educación pública.

 ¿Cuáles son los motivos para rechazar y no participar del “Aprender 2016”?
 
Consideraciones pedagógicas:
  • Somete a los y las estudiantes a ser simples objetos de estudio. Una prueba, 24 ítems para desarrollar, 60 minutos para responder: prohibido pensar.
  • Reduce los contenidos de las pruebas a dos áreas, lengua y matemática, en primaria y en secundaria y sólo en algunos grados y años.
  • Produce una fractura entre evaluar y los procesos de enseñanza – aprendizaje dado que deja de lado las evaluaciones basadas en las trayectorias escolares.
  • La periodicidad anual del operativo impone un ritmo en el que la enseñanza queda condicionada a las evaluaciones. Corre el eje del trabajo pedagógico, demandando tiempos para asumir responsabilidades y tareas ajenas al propio trabajo docente.
  • Reduce la calidad a la evaluación, y la evaluación a la medición constituyendo un fraude epistemológico, político y pedagógico con consecuencias en el empobrecimiento de los proyectos educativos.
 
En lo laboral:
  • Vulnera derechos y obligaciones de trabajadoras y trabajadores de la educación dado que precariza las condiciones y sobrepasa las obligaciones del trabajo docente al establecer que los equipos directivos serán veedores de las escuelas donde se aplicará la prueba y los/as docentes serán aplicadores designados por la autoridad competente de la Jurisdicción, que evaluarán a los estudiantes de una escuela distinta a aquella en la que dan clase.
  • Según la Ley 1225 y sus modificaciones, esto podría considerarse como un “hostigamiento laboral”, ya que no puede otorgársele al empleado un trato distinto, ni cambio de funciones, ni de lugar del trabajo. Entre las funciones docentes y directivas no está la obligatoriedad de acción y formación relacionada con tareas de aplicación de evaluaciones estandarizadas externas. Se trata de un nuevo “rol”, distinto al trabajo que el/a docente tiene de forma cotidiana y, además, con el carácter de designación de manera inconsulta.
Aspectos metodológicos del instrumento:
 
  • Las evaluaciones estandarizadas de aprendizaje nunca evalúan todo lo que se aprende porque siempre se realiza un recorte intencionado del currículo. Se evalúa sin considerar la relevancia social de los saberes y prestando atención solamente a las disciplinas tradicionales.
  • Esta evaluación se aplicaría “todos los años” lo que se traduce en cierta “ingenuidad” y “falsas expectativas” acerca del cambio educativo posible, ya que la educación no mejora sólo por el hecho de evaluar todos los años o de imponer una “cultura de la evaluación”. El hecho de evaluar no produce por sí solo cambios en la educación, los procesos de enseñanza y de aprendizaje tienen otros tiempos y dependen de diversos factores que van más allá de la evaluación instrumental.
  • Las pruebas fueron confeccionadas utilizando solamente ítems de respuesta cerrada, condición que reduce al mínimo la retroalimentación a las escuelas.
 
La Internacional de la Educación (IE) se opone a las evaluaciones estandarizadas ya que estas se presentan con argumentos sobre la mejora de la “calidad”, pero lejos de esto:
 
  • No dan cuenta a través de sus instrumentos del trabajo realizado en las escuelas, ni de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
  • No retroalimentan seriamente las prácticas docentes, sino que buscan resultados absolutos para atarlos, casi siempre al financiamiento.
  • Son el pie de toque para la instalación de lógicas punitivas que se aplican sobre instituciones, docentes y estudiantes.
  • Contribuyen a desarticular procesos de construcción colectivos y solidarios en las instituciones y sistemas de educación.
  • No consideran las especificidades de cada sector o los entornos en que se da el proceso educativo.